La identidad corporativa refleja las características y los valores que definen la personalidad de la empresa, a través de la representación visual con la que pretende posicionarse en la mente de los clientes.
Aunque las entidades cuentan con aspectos intangibles como su misión, visión y filosofía, con los que se basan, las entidades necesitan una manifestación física de la marca. Es decir, una tipografía concreta, unos colores corporativos, unos elementos gráficos que refuercen la marca, e incluso la página web y su diseño. Con todo estos factores, podremos crear una homogeneidad en toda la organización que resulte fácilmente reconocida. Y por lo tanto, crear una imagen corporativa que se transmita al exterior y que represente fielmente los principios y valores que la empresa quiere difundir.
Tener una buena identidad corporativa supone un gran número de ventajas
– Crear un valor agregado para que los clientes capten lo mejor de nosotros.
– La identidad corporativa con todos sus elementos permiten a la entidad crear valores en torno a la marca.
– Transmitir profesionalidad y seriedad.
– Ser una entidad reconocida fácilmente y recordada por los clientes.
– Distinguir de la competencia o de otras empresas.
– Dotar a la entidad de notoriedad y prestigio.
– Impulsar nuevos productos y servicios.
– Asociar la identidad con aspectos positivos, generando opinión pública favorable.
– Elemento distintivo para crear promoción de la marca y todo tipo de merchandising.